jueves, 3 de octubre de 2013

Tiempos de Cambios en la UEJN


Hace siete días los trabajadores judiciales eligieron en elecciones simultáneas desarrolladas en tres sensibles fueros sus nuevas Comisiones Internas: Civil, Laboral y Penal ordinario. Los resultados marcaron el comienzo del fin de la hegemonía de Julio Piumato al frente de la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación (UEJN). Muy a su pesar, el secretario general debió convocar a elecciones y poner en juego su histórica supremacía, plebiscitando ante los trabajadores el injustificado giro político e ideológico que experimentó la conducción en el último tiempo. A partir de diciembre de 2011, Piumato desanduvo todo lo transitado desde mayo de 2003 y se alineó sorpresiva e insólitamente con la Corte Suprema, la Asociación de Magistrados y las expresiones más rancias de la oligarquía judicial, especialmente durante el tratamiento de las leyes de Democratización de la Justicia. Ese riesgo político que Piumato no tuvo más remedio que asumir es indicativo de la crisis que atraviesa a la Unión, y que hasta tuvo su expresión en el seno de su Comisión Directiva: en junio dos secretarios (de Interior y de los ministerios Públicos fiscal y de Defensa) fueron expulsados en un "Congreso extraordinario" fraudulento, tanto de la conducción que integraban por mandato de los trabajadores como del gremio. ¿El delito?: las agudas diferencias políticas con Piumato.

Lo notable de estas elecciones internas, demoradas durante años en Tribunales, es, precisamente, que haya habido elecciones. Con el visto bueno de jueces y camaristas, los mandatos de los delegados se encontraban vencidos por lo menos desde hacía dos años. Fueron los trabajadores quienes exigieron a la cúpula la renovación de sus representes de base. 

Por cierto, la democracia sindical no es una práctica habitual en los gremios, incluida la UEJN. Las discusiones internas son zanjadas por Piumato de un modo poco convencional: expulsión de los disidentes y hasta persecución laboral de los opositores, con la ayuda invalorable de jueces que se prestan a sancionar disciplinariamente a quienes resisten a Piumato. De ahí los resultados de estas elecciones. La lista Marrón, que maneja el gremio, perdió en el fuero penal, el más numeroso y participativo, en manos de la lista Azul. La sonora (y previsible) derrota fue disimulada con las victorias por escaso margen en otros fueros. Fue esa, precisamente, la intención de la conducción al convocar a elecciones internas el mismo día. En Civil –una vieja fortaleza inexpugnable de Piumato pues fue allí donde el secretario general hizo su carrera laboral– la Marrón se impuso por una leve diferencia. La sorprendente lista Blanca reunió el 47% de los votos y logró imponerse con claridad en Lavalle 1220, el edificio más importante de entre todos los que concentran juzgados civiles. En Penal Económico, en cambio, la nueva Comisión Interna fue elegida en mayo. Las elecciones habían sido convocadas con suficiente antelación y acordadas con las autoridades del fuero mucho antes que la situación política tan particular que atraviesa el Poder Judicial se precipitara. A Piumato le resultó imposible no realizarlas, aunque lo hubiera deseado. Si bien ganó una lista que se presentó con el color Marrón, sus dirigentes asistieron a un acto de Justicia Legítima en la Biblioteca Nacional apenas consumado el triunfo, marcando una posición absolutamente diferenciada. A esa misma hora Piumato tomaba café con el juez Recondo. En Laboral, en tanto, se presentaron tres listas: la Marrón, su aliada Bordó-Naranja, de extracción filo maoísta, y la Celeste, del Frente de Trabajadores Judiciales Nacional y Popular.

La puja política e ideológica que surca al Poder Judicial y también al gremio de trabajadores se vio especialmente reflejada en ese fuero. El oficialismo debió apelar a la ortopedia de otra lista "opositora", a fin de dividir por "izquierda" el creciente voto antipiumatista. Así y todo, los kirchneristas, que compitieron por primera vez en el fuero, alcanzaron el piso nada despreciable del 20 por ciento. Para disimular el tropiezo la Comisión Directiva emitió el viernes 27 un risueño comunicado de prensa en el que afirmó que "sobre 10 elecciones la Marrón ganó en 9 fueros donde se presentaron listas financiadas por el Gobierno Nacional". Falso.

En las otras siete elecciones que Piumato dice haber ganado la Marrón rivalizó contra nadie. En áreas como Corte Suprema o Notificaciones, el piumatismo se renovó por pura inercia, ya que sólo "compitió" una única lista. Allí la corporación judicial es demasiado espesa, los límites entre el gremio y la patronal se tornan difusos, la participación sindical es más bien escasa, y las formalidades estatutarias (por ejemplo, la larga veintena de cargos a ser cubiertos por los aspirantes a delegados) imposibilitan el armado de listas disidentes. Desde luego, si el gobierno hubiera sostenido a la oposición su performance habría sido aún mejor y, además, unificada. Nada de esto ocurrió, aunque por ahora: en conversaciones informales, los disidentes están acordando por estas horas estrategias de unidad de cara a las elecciones generales de la UEJN del año que viene. Teléfono para el "buen peronista".

Las variadas resistencias a Piumato tienen un denominador común: el rechazo de un número creciente de trabajadores a su viejo personalismo. Este año y de manera casi grotesca, el gremialista volvió a situar por delante del interés objetivo de los judiciales su ambición personal: conseguir una diputación nacional a cualquier costo, bajo un sello capaz de proporcionarle esa lejana, hipotética y nuevamente negada posibilidad. A seguir participando.

Los resultados de las urnas abren un escenario de mediano plazo totalmente resbaloso para Piumato. Pertenecer a la familia judicial tiene sus privilegios, pero sale caro. Se desconoce todavía el tamaño de los realineamientos y pases de factura internos que el accidente electoral provocará en el oficialismo Marrón. Ni el aparato ni el generoso favor de los jueces amigos (la Corte firmó un demorado aumento salarial retroactivo a julio justo una semana antes de las elecciones) están pudiendo contener los vientos de cambio que empezaron a soplar en la UEJN, empujados por la batalla cultural que libra la sociedad argentina por democratizar su sistema de justicia. Así en los gremios de trabajadores como en la historia, el tiempo está a favor de los pequeños

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